Para quienes estudian fuera de su hogar, encontrar un lugar donde residir es un reto. A veces es casi imposible encontrar vivienda para el nuevo curso. A pesar de los numerosos anuncios que se encuentran por todas partes, desde farolas hasta aplicaciones de dudosa fiabilidad, cada vez es más difícil encontrar un alquiler digno. Las condiciones a veces son pésimas. Sería conveniente crear la figura de un intermediario para que nadie se aproveche de quienes no pueden ofrecer más. Encontrar una habitación o un piso compartido se ha convertido en toda una aventura. Hay que ayudar a aquellos que no se pueden permitir alquilar una vivienda, y es que el precio de los alquileres a veces es desorbitado. Y esto no solo afecta a los estudiantes, también a unidades familiares. Es necesaria y urgente una regulación.
Francisco José López Talavera. Sevilla
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